¿Por que La Comuna?


   
¿POR QUÉ LA COMUNA?

Hace un año y medio, un grupo de represaliadas y represaliados políticos del franquismo, de diferentes ideologías o militancias pero unidos por la común experiencia de la lucha contra la dictadura, iniciamos una reflexión sobre la necesidad de constituir una asociación que llenase el hueco que, en nuestra opinión, existía en nuestro país dentro del movimiento por la memoria histórica iniciado desde hace unos años.

Hasta entonces, las asociaciones existentes se habían centrado, principalmente, en los crímenes y en la represión de la guerra y la postguerra.

Las personas que nos hemos agrupado en esta asociación apoyamos, como nuestra, su lucha por la justicia y la memoria. Pero nuestro tiempo es otro.

Durante nuestra infancia empezaban a salir de las cárceles las víctimas del franquismo que habían tenido la “fortuna” de haber sido condenadas a cadena perpetua en lugar de ser fusiladas, a la vez que ingresaban en ellas los hombres y mujeres protagonistas de las nuevas luchas obreras y populares.

Ese fue nuestro tiempo: el franquismo tardío. Un sistema cubierto por un decorado modernizador, que intentaba embellecerlo, pero que resultaba incapaz de disimular su verdadero carácter: una dictadura criminal, construida sobre la sangre de cientos de miles de personas y el sufrimiento de todo un pueblo. En contra de la imagen benevolente (de “dictadura blanda”) que ha difundido la historia “políticamente correcta” sobre aquellos años, el final del franquismo vino acompañado por un endurecimiento de la represión policial y judicial para frenar el auge de las luchas populares.
Aquel fue un sistema criminal hasta el último momento, como podemos acreditar quienes sufrimos aquella brutal represión que culminó en los asesinatos de septiembre de 1975 y que está perfectamente documentada con las cifras de las víctimas de aquellos años.


Por nuestra dignidad como luchadoras y luchadores antifranquistas:

No se trata de apelar al victimismo, pero sí de defender el papel de las luchas sociales y políticas que, durante 20 años (entre mediados de los 50 y mediados de los 70), desde el movimiento obrero, el movimiento estudiantil, desde los barrios, desde los sectores profesionales y de la cultura, fueron determinantes para el final de la dictadura. Y rescatar el papel de miles de personas, en su mayoría anónimas, que sufrieron la represión entregando años de su vida, cuando no la propia vida, a esa causa, y gracias en buena medida a las cuales hoy disfrutamos de los derechos y libertades básicos. Víctimas cuya invisibilidad pública contrasta cruelmente con la sacralización de las víctimas del terrorismo, como si el terrorismo de la dictadura disfrutara de impunidad histórica.

Los pactos de la transición impusieron un manto de silencio sobre la naturaleza del franquismo y sus crímenes, que en primer lugar perseguía dotar de impunidad a sus perpetradores; como efecto colateral, este pacto exigió también ignorar la lucha antifranquista y a sus víctimas. En aquellos años resultaba incómodo hablar de las víctimas del franquismo porque eso molestaba a los responsables de aquellos crímenes, cómodamente instalados en el sistema. Y las víctimas fueron olvidadas.

La defensa de su dignidad y la lucha contra este olvido será el primer eje de nuestra lucha.


Contra el blanqueo del franquismo:

Últimamente asistimos a una larvada relectura del franquismo mediante su banalización cuando no su embellecimiento, por parte de epígonos mediáticos e incluso de historiadores supuestamente respetables, un ejemplo de lo cual ha sido el reciente Diccionario Biográfico de la Real Academia de la Historia.

Somos las represaliadas y represaliados vivos, quienes podemos dar testimonio directo de aquellos crímenes (detenciones, multas, torturas, cárcel, asesinatos, exilios, falta de libertad, censura...). Nuestro testimonio tiene el valor del documento histórico, y tenemos la obligación de transmitirlo ahora por la dignidad de nuestra memoria y en defensa de todo aquello por lo que siempre hemos luchado.

Por eso, vamos a trabajar, también, contra la falsificación de la historia y en defensa de la memoria de la represión y la lucha antifranquista como un legado fundamental de nuestra vida.

Se lo debemos a las futuras generaciones.

Contra la impunidad del franquismo:

POR LA DEROGACIÓN DE LA LEY DE AMNISTÍA DE 1977

·       Nuestra lucha en este terreno se centra en identificar y llevar ante la justicia a los responsables de aquellos crímenes, exigiendo su condena pública moral y política.

  • La Amnistía fue la reivindicación política central de las luchas en la etapa final del franquismo. Pero en manos de los legisladores de la Transición se convirtió en una auténtica LEY DE PUNTO FINAL para los crímenes cometidos por la dictadura. Y esa misma ley es hoy la coartada que esgrime el poder judicial español en su defensa cerril de la impunidad del franquismo.
En efecto, la Ley 46/1977 de Amnistía, que apenas ocupa una página del BOE, en su artículo segundo hace desaparecer cualquier tipo de responsabilidad por los asesinatos, cárceles, juicios, torturas y todo tipo de tropelías sufridos por millones de personas. Se nos hace desaparecer también a las víctimas del franquismo hoy vivas; porque reconocernos implica reconocer la existencia de nuestros verdugos, y abre la posibilidad de exigirles responsabilidades por sus crímenes contra la humanidad que la justicia internacional consideran imprescriptibles. Así se entiende que el  aparato judicial se oponga con uñas y dientes a la apertura de un proceso en el que está directamente implicado. Nunca mejor dicho aquello de que no se puede ser, a la vez, juez y parte (*).
·         Por todo ello, y dentro de esta lucha contra la impunidad, La Comuna ha decidido personarse jurídicamente en la querella 4591/10 presentada ante el Juzgado Nacional Nº 1 de Buenos Aires. Animamos a sumarse, de forma individual, a esta querella a todos aquellos represaliados del franquismo que deseen hacerlo:

(*)La Ley de Amnistía fue promulgada antes de la aprobación de la Constitución de 1978. Recientemente, el pasado día 10 de febrero de 2012, la Alta Comisionada de Derechos Humanos de la ONU, Navi Pillay, pidió públicamente a España, en sede oficial, la derogación de esta ley, porque incumple la normativa internacional en materia de Derechos Humanos.


Por la justicia y la reparación:

Pero también vamos a luchar por reparar las injusticias que hemos sufrido:

·         Fuimos encarceladas y encarcelados tan solo por defender la libertad y la justicia frente a la dictadura. Por ello exigimos la anulación legal de todas las condenas que dictaron los tribunales franquistas.

·         Las mujeres que participaron en aquella lucha sufrieron una doble represión: como antifranquistas y como mujeres que hubieron de soportar todo tipo de humillaciones y vejaciones por parte las fuerzas represivas. Reivindicamos, como una parte esencial de nuestro proyecto, el papel de todas las luchadoras que aportaron su sacrificio a la lucha antifranquista a la vez que defendieron su dignidad como mujeres.

·         La lucha y la violencia represiva de aquellos años (detenciones, torturas, cárcel, vida clandestina) llevaron, en muchos casos, a la imposibilidad de mantener una vida de trabajo y estudio normal en los años de nuestra juventud (estudios interrumpidos, represión laboral, exilio.…). El sacrificio de aquellos años nunca fue reconocido por la sociedad y muchas de aquellas personas tuvieron que reconstruir su vida en condiciones difíciles, haciendo frente, incluso, a problemas de salud como consecuencia de todo ello.
Pero quienes nos agrupamos en La Comuna no olvidamos: estamos trabajando por la mejora de las condiciones materiales y la situación personal de todas las represaliadas y represaliados, con una atención especial para quienes han llegado al final de su vida laboral en una situación precaria, y vamos a reclamar, para todas las víctimas de la represión franquista, reparaciones morales y compensaciones públicas dignas, similares a las que han recibido los luchadores antifascistas en otros países europeos.


Por la unión para seguir luchando:

  • Nuestra asociación toma su nombre de las Comunas carcelarias, y como tal pretende ser un proyecto unitario, por encima de particularidades ideológicas o militantes y abierta a todas las personas que compartimos la experiencia de la represión y la lucha contra la dictadura franquista. La “Comuna” de las cárceles será nuestro modelo. Estamos construyendo una red de autoayuda entre quienes nos hemos unido en esta asociación, y la fraternidad y el apoyo mutuo son nuestras señas de identidad.
  • Reivindicamos la memoria de nuestra lucha, pero vivimos en el presente. No olvidamos que nuestra lucha no fue solo contra el franquismo, sino también por construir una sociedad nueva. Por ello estamos hoy junto a todos los hombres y mujeres que siguen luchando por un mundo mejor y más justo.
Esto es la Comuna:
Nuestra memoria, el testimonio de nuestra lucha, el presente de nuestra vida, la fraternidad solidaria, la defensa de nuestros ideales y la lucha por la libertad y la justicia.

Para ello te necesitamos junto a nosotrxs.
Por eso hemos creado La Comuna.